viernes, 28 de diciembre de 2012

FELICIDADES


Con mis mejores deseos para 2013
FELIZ AÑO NUEVO
BON ANY

PALABRA DE ESCRITOR

"El bien de la humanidad debe consistir en que cada uno goce al máximo de la felicidad que pueda, sin disminuir la felicidad de los demás"

Aldous HUXLEY

viernes, 21 de diciembre de 2012

FELICES FIESTAS

     ... y en la tierra PAZ a los hombres de buena voluntad.

¡FELIZ NAVIDAD A TODOS!
BON NADAL A TOTHOM!

PALABRA DE ESCRITOR

"No puedes obligarte a ti mismo a sentir algo que no sientes, pero sí puedes obligarte a hacer el bien, a pesar de lo que sientes"

Pearl S. BUCK

viernes, 14 de diciembre de 2012

NOTICIA


Recién publicada y disponible la última obra del autor brasileño, Rubens FIGUEIREDO.

Una breve reseña de Toni Montesinos sobre el nuevo libro del magnífico escritor varias veces premiado (Jabuti de novela 2002, Sao Paulo de Literatura y Portugal Telecom de Literatura, edición 2011), se ofrece pinchando en el enlace al pie.


"PASAJERO DEL FINAL DEL DIA"
Rubens FIGUEIREDO
Rayo Verde Editorial, 2012
ISBN: 978-84-15539-30-8

Fuente: Toni Montesinos. La Razón. Cultura. 13 diciembre 2012.

sábado, 8 de diciembre de 2012

PEDAZOS DE TEXTO


John Kennedy Toole presentando a Ignatius J. Reilly:

“Una gorra de cazador verde apretaba la cima de una cabeza que era como un globo carnoso. Las orejeras verdes, llenas de unas grandes orejas y pelo sin cortar y de las finas cerdas que brotaban de las mismas orejas, sobresalían a ambos lados como señales de giro que indicasen dos direcciones a la vez. Los labios, gordos y bembones, brotaban protuberantes bajo el tupido bigote negro y se hundían en sus comisuras, en plieguecitos llenos de reproche y de restos de patatas fritas. En la sombra, bajo la visera verde de la gorra, los altaneros ojos azules y amarillos de Ignatius J. Reilly miraban a las demás personas que esperaban bajo el reloj junto a los grandes almacenes D.H. Holmes, estudiando a la multitud en busca de signos de mal gusto en el vestir. Ignatius percibió que algunos atuendos eran lo bastante nuevos y lo bastante caros como para ser considerados sin duda ofensas al buen gusto y la decencia. La posesión de algo nuevo o caro sólo reflejaba la falta de teología y de geometría de una persona. Podía proyectar incluso dudas sobre el alma misma del sujeto.

Ignatius vestía, por su parte, de un modo cómodo y razonable. La gorra de cazador le protegía contra los enfriamientos de cabeza. Los voluminosos pantalones de tweed eran muy duraderos y permitían una locomoción inusitadamente libre. Sus pliegues y rincones contenían pequeñas bolsas de aire rancio y cálido que a él le complacían muchísimo. La sencilla camisa de franela hacía innecesaria la chaqueta, mientras que la bufanda protegía la piel que quedaba expuesta al aire entre las orejeras y el cuello. Era un atuendo aceptable, según todas las normas teológicas y geométricas, aunque resultase algo abstruso, y sugería una rica vida interior.

Cambiando el peso del cuerpo de una cadera a otra a su modo pesado y elefantíaco, Ignatius desplazó oleadas de carne que se ondularon bajo el tweed y la franela, olas que rompieron contra botones y costuras. Una vez redistribuido el peso de este modo, consideró el gran rato que llevaba esperando a su madre.”

“La conjura de los necios”
John KENNEDY TOOLE
Título original: “A Confederacy of Dunces”

domingo, 2 de diciembre de 2012

SEXO Y VIOLENCIA



Escribir escenas de sexo o de violencia.

Pongo aquí, a este respecto, comentarios de dos novelistas: André Jute y Rhona Martin. Uno de cada género, no por aquello de la cosa igualitaria, no, sino por los matices que puedan ofrecernos desde su óptica masculina y femenina respectivamente, asunto no menor y que interesa tener en cuenta.

André Jute:
“Muy poco puedo decir acerca del grado de violencia, sexo y lenguaje soez que es permisible, ya que esto es, técnica y estéticamente, una cuestión irrelevante; y  en cualquier caso la aceptación de la violencia, del sexo y del lenguaje soez va por ciclos. Mi fórmula personal es utilizar la violencia, el sexo y el lenguaje soez siempre que esté justificado y, si un editor pone objeciones deberá basarlas en razonamientos literarios más que en argumentos éticos o comerciales para convencerme de que debo eliminar parcial o totalmente estos aspectos. Pero no debe usted interpretarme al pie de la letra cuando me refiero al compromiso emocional y sí, en cambio, estudiar con detenimiento la sección del libro de John Braine en la que trata del sexo, porque es muy fácil que las escenas de sexo degeneren en pornografía. Por otro lado, si son esenciales para su historia, no las escatime, porque en tal caso los lectores lo tacharán de cobarde moral.”

Rhona Martin:
“El grado de violencia justo, y nada más, para aportar realismo, convicción y, admitámoslo, emoción al argumento. Pero es recomendable evitar que este elemento de ayuda, añadido artificialmente como colorantes a los alimentos, se convierta en la base de un argumento débil… Buena parte de lo anterior puede ser aplicado a las escenas de sexo. Si, por ejemplo, su historia se basa en buena medida en el amor los lectores pueden sentirse decepcionados o incluso engañados si los lleva hasta la puerta del dormitorio y no les permite entrar… Si va a incluir escenas de amor, descríbalas con honestidad. Concéntrese en las emociones y las sensaciones, y evite los detalles fisiológicos que ya todos conocemos bien y que se hacen plomizos al cabo de poco tiempo. Uno de los problemas que uno se encuentra en la segunda novela y en las sucesivas es cómo describir el acto sexual de nuevo sin repetir lo que ya se dijo en la anterior… no recurra a la pornografía propia de un escritor inexperto. John Braine afirmó en una ocasión: ‘Sorprenda al lector, estremézcalo si lo desea, pero jamás le muestre algo desagradable’. Es el mejor consejo que se puede dar, sea cual fuere la época.”

Me permito añadir:
Deje a sus lectores participar activamente, no se lo dé todo hecho con lo cual, además, cada lector podrá rellenar el detalle faltante con su propia creatividad.

Tanto André Jute como Rhona Martin citan a John Braine (1922-1986).

Braine —lo digo para los más jóvenes— no es “sospechoso” de haber sido remilgado ni melifluo precisamente. Formaba parte del grupo de novelistas, dramaturgos y cineastas ingleses rebeldes que en los cincuenta encabezaron el rechazo a los valores caducos de la vieja Inglaterra mostrando su ira ante la situación social y moral de la postguerra con obras claramente críticas, protagonizadas por individuos marginales o frustrados. Estos rebeldes y su movimiento es conocido con el nombre de “The Angry Young Men”.

Mirándolo desde otro ángulo: lo rompedor (en las formas) puede tener la fortuna de hallar editorial que apueste fuerte y convierta la obra, marketing mediante, en un éxito de ventas; pero la mayoría de los editores han perdido el gusto por el riesgo. Raramente se lanzan si la obra no es excepcional en todos los sentidos.

Cierto que un melocotonero no dará sino melocotones, pero no es este el caso ya que me refiero a la decisión, a la voluntad consciente de producir una obra con unas determinadas características que la harán particularmente llamativa; esto es algo pueril y/o una cierta forma de esnobismo.

En última instancia, incluso la crudeza no tiene porque estar reñida con el buen gusto aunque éste, claro, se tiene, o no se tiene. Pero también esto se puede aprender leyendo… y practicando.

jueves, 22 de noviembre de 2012

PALABRA DE ESCRITOR

"Los escritores somos seres heridos. Por eso creamos otra realidad"


Paul AUSTER

PEDAZOS DE TEXTO


«-Antes, efectivamente -se volvió el príncipe hacia ella, volviendo a animarse un tanto (parecía capaz de animarse muy pronto y de buena fe)-, efectivamente, cuando usted me pedía tema para un cuadro se me ocurrió el de la cara del reo un minuto antes de que vaya a caer la cuchilla de la guillotina, cuando todavía está de pie en el patíbulo, antes de que lo tiendan en la báscula.
-¿Qué cara? ¿La cara solamente? -preguntó Adelaida-. El tema es terrible, ¿qué cuadro resultaría?
-No lo sé, ¿por qué no? -insistió con calor el príncipe-. En Basilea vi hace poco un cuadro de ese género. Me agradaría mucho hablarle de él... Alguna vez lo haré... Me produjo gran impresión.
-Del cuadro de Basilea nos hablará más tarde -dijo Adelaida-. Ahora explíqueme lo de la ejecución. ¿Puede describirlo tal como usted lo recuerda? ¿Cómo pintar esa cara? ¿La cara solamente? ¿Cómo era esa cara?
-Era justamente un minuto antes de morir -empezó el príncipe de muy buen grado, arrastrado por los recuerdos y, visiblemente abstraído de todo cuanto le rodeaba-, el momento en que acababa de subir la escalerilla y ponía el pie en el patíbulo. En aquel instante volvió la vista hacia donde yo estaba; yo miré su cara y lo comprendí todo... Aunque, ¿cómo describirlo? Me agradaría mucho, muchísimo, que usted o algún otro lo pintase. ¡Mejor usted que nadie! Ya entonces pensé que el cuadro sería útil. ¿Sabe?, hace falta tener noción de todo lo que ocurrió antes, de todo, de todo. Estuvo en la cárcel y llevaba aguardando la ejecución, por lo menos, una semana; contaba con las formalidades de costumbre, que determinado documento debía llegar a cierta oficina y que pasaría una semana antes de que todo quedase ultimado. Y de pronto, por un hecho casual, todos los requisitos quedaron ultimados. A las cinco de la mañana estaba durmiendo. Era fines de octubre; a las cinco todavía hace frío y está oscuro. Entró en la celda el director de la prisión con los guardias, procurando no hacer ruido y le tocó levemente el hombro; el preso se incorporó, apoyándose en los codos, y vio luz: «¿Qué pasa?» «La ejecución será a las diez.» El, que apenas si se había despertado, no lo creyó, empezó a discutir, afirmando que la orden tardaría en firmarse una semana; pero al darse cuenta de las cosas dejó de insistir y -según contaban- quedó silencioso. Luego dijo: «Sin embargo, así, de pronto, resulta difícil...», enmudeció y ya no quiso hablar más. Las tres o cuatro horas siguientes se invirtieron en las cosas de costumbre: el sacerdote, el almuerzo con vino, café y carne de vaca (¿no es una mofa? Porque si uno se para a pensarlo, es algo cruel, mientras que, por otra parte, son gente ingenua, lo hacen de todo corazón y están convencidos de que eso es amor al prójimo), luego le cortaron el pelo (ya saben lo que es el corte de pelo del reo) y, por fin, lo llevaron a través de toda la ciudad hasta el patíbulo... Pienso que también en estos momentos se tiene la sensación de que, mientras lo conducen, queda una eternidad de vida. Me parece que, seguramente, pensaba por el camino: «Todavía falta mucho, tengo otras tres calles de vida; recorreré ésta, luego la otra, después ésa donde hay una panadería a la derecha... ¡queda mucho por llegar a la panadería!» Alrededor, la gente, gritos, ruido, diez mil caras, diez mil pares de ojos; todo esto hay que soportarlo, y, sobre todo, una idea: «¡Ellos son diez mil y no ejecutan a ninguno, y a mí sí!» Pero no se trata más que de los preliminares. Al patíbulo conduce una escalerilla; está ante ella y de pronto rompe a llorar; y se trataba de un hombre fuerte y valeroso, un gran criminal, según decían. El sacerdote no se apartaba de él, le había acompañado en la carreta y no cesaba de hablar, aunque apenas si el otro prestaba oído: empezaba a escuchar y a las tres palabras no comprendía nada. Así debió de ser. Empezó, por fin, a subir la escalerilla; le habían atado los pies y sólo podía caminar con pasos muy cortos. El sacerdote, que debía de ser un hombre inteligente, dejó de hablar, limitándose a darle a besar el crucifijo. Al pie de la escalerilla estaba muy pálido, pero al subir al patíbulo quedó blanco como el papel, exactamente igual que el papel de cartas. Seguramente las piernas le flaqueaban y se le habían entumecido, sentía náuseas, como si algo le oprimiese la garganta y le produjera un cosquilleo. ¿Lo han sentido ustedes cuando se tiene miedo o se atraviesan unos instantes terribles, unos instantes en que la razón se conserva, pero ya no tiene ningún poder? Es como, por ejemplo, si nos amenazase una muerte inevitable, una casa se derrumbase sobre nosotros y, de pronto, sintiéramos el deseo irresistible de sentarnos, cerrar los ojos y esperar, ¡sea lo que sea!... Pues bien, entonces, cuando empezaba esa debilidad el sacerdote le acercaba con gran prisa, con un gesto rápido y en silencio, el crucifijo a los labios; era un crucifijo pequeño de plata; se lo acercaba sin cesar, a cada instante. Y en cuanto el crucifijo tocaba sus labios, él abría los ojos, durante unos segundos parecía reanimarse y las piernas le obedecían. Besaba el crucifijo con ansia, con prisa, como si tratase de no olvidar el llevar algo consigo en reserva, por si acaso, aunque es difícil que en aquellos momentos tuviera conciencia de nada religioso. Así fue hasta la misma báscula... ¡Es extraño que en los últimos segundos son muy pocos los que se desmayan! Al contrario, la cabeza vive y trabaja terriblemente, con mucha, con muchísima fuerza, como una máquina puesta en movimiento; me imagino que golpean en ella diversos pensamientos, todos incompletos y acaso ridículos, que no tienen nada que ver con el caso: «Ese me mira, tiene una verruga en la frente; el botón de abajo del verdugo está oxidado...» No obstante, lo sabe todo y todo lo recuerda; hay un punto que es imposible olvidar, y es imposible desmayarse, y todo gira en torno a ese punto. ¡Y pensar que esto es así hasta el último cuarto de segundo, cuando la cabeza está ya sobre el tajo y espera, y... sabe, y de pronto escucha por encima de él cómo resbala la cuchilla! ¡Porque lo oye infaliblemente! Imagínese que hasta ahora siguen discutiendo sobre si la cabeza, en el momento de caer, un segundo más, sabe que se ha desprendido del cuerpo, ¡qué idea! ¿Y si fueran cinco segundos?... Pinte el patíbulo de modo que solo se vea claramente y de cerca el último peldaño; el reo ha puesto el pie en él, su cara blanca como el papel, el sacerdote que acerca el crucifijo, él lo besa con unos labios lívidos, y mira, y lo sabe todo. El crucifijo y la cabeza: ahí tiene el cuadro; la cara del sacerdote, el verdugo, sus dos ayudantes y algunas cabezas y ojos más abajo; todo esto se puede pintar como en un tercer plano, entre brumas, como detalles accesorios... Ahí tiene el cuadro.»

"EL IDIOTA"
Fedor DOSTOYEVSKI
Cap. 5. Fragmento.



miércoles, 24 de octubre de 2012

MARSÉ ES NOTICIA

A raíz de la presentación del libro de Joaquim Roglan "Juan Marsé, periodismo perdido", el periodista Víctor Fernández publicó en "La Razón" un amplio artículo que recoge manifestaciones de nuestro escritor catalán sobre cuestiones diversas.

Para quienes deseen ir al texto completo, dejo el enlace más abajo. Aquí hago referencia sólo al apartado "La novela que no lo será" de cuyo texto he entresacado lo que transcribo a continuación:

En las últimas semanas, el Institut Ramon Llull ha apuntado la posibilidad de llevar a autores catalanes en lengua castellana al próximo Salón del Libro de París, donde Barcelona será la ciudad invitada. El escritor rechazó ayer el hipotético ofrecimiento del centro: 
«Cuando se celebró la Feria de Fráncfort  (de 2007, donde la cultura catalana fue la protagonista), el entonces conseller, Josep Bargalló, me invitó personalmente, y le dije que no. Íbamos entonces como teloneros. Ahora, si me lo piden, me daría mucha pereza ir», comentó. 
Lo que también tiene bastante claro es por qué escribe en castellano:
«Porque me da la gana. No me considero en un gueto y tampoco soy una especie en vías de extinción».   

Tiene razón Marsé. Y si para la edición actual se ha enfocado de manera distinta, motivos debe haberlos, pero extra-literarios, por supuesto. No le hace falta a Juan Marsé promoción alguna. Sí en cambio echarán de menos, en París, la Barcelona de Marsé. Esto en cuanto a lo primero.
Respecto a lo segundo, no cabe para las artes mayor ni mejor argumento: "Porque me da la gana". Razón más que suficiente y que yo suscribo. Cierto; no somos una especie en vías de extinción.

La Razón. Víctor Fernández. 23 octubre 2012

"Juan Marsé, periodismo perdido", de Joaquim Roglan (Ed. EDHASA)



domingo, 21 de octubre de 2012

PALABRA DE ESCRITOR

"Un pedante es un estúpido adulterado por el estudio"

Miguel de Unamuno

sábado, 20 de octubre de 2012

INTIMIDADES ACUÁTICAS: NOVEDAD

"¿Cómo reaccionarías si supieses que cada una de las cosas que haces en la intimidad de tu casa es observada y analizada exclusivamente para fines instructivos?"

"INTIMIDADES ACUÁTICAS" de Desirée B. Silvage: un libro que arranca sonrisas...

Disponible en:
versión impresa y e-book

domingo, 14 de octubre de 2012

LITERATURA JAPONESA


A Dios gracias cada vez tengo más amigas que están muy al día de lo que se hace en literatura y me espolean. Hoy el tema ha sido Murakami (vanguardia) y yo sólo he leído a Mishima (postguerra). Bueno, Yukio Mishima tuvo la gentileza de publicar su primera obra el año de mi nacimiento, año en el que también se fundó el Estado de Israel. Con tamaños acontecimientos, el hecho de que yo hubiera venido al mundo no tiene la más mínima importancia, evidentemente, pero la coincidencia me resulta placentera. Espero que en el año a que hago referencia, la historia tenga contabilizadas más alegrías que desgracias; si no fuera así, por favor, no me lo digan.

Déjenme también conservar la ilusión de que quizás haya alguna persona que, como yo, hubiera permanecido ignorante respecto a alguno de los datos que aquí transcribo y que la red me ha proporcionado e invito a quienquiera que desea y pueda, a aportar sus comentarios, rectificaciones y añadidos puesto que el tema es susceptible de ampliación y profundización.

LITERATURA JAPONESA

La evolución de la literatura japonesa desde sus primeras manifestaciones en el siglo VII hasta sus más modernos exponentes de nuestros días se divide tradicionalmente en dos grandes bloques: literatura clásica y literatura moderna.

El primero abarca desde las primeras manifestaciones escritas de la lengua hasta los años inmediatamente anteriores a la era Meiji (1868-1912), a partir de la cual Japón empieza a modernizarse y con ello comienza lo que conocemos como literatura moderna.

La literatura clásica se divide en cuatro grandes períodos que a grandes rasgos coinciden con los períodos de la historia japonesa.

Período Nara (710-794) Literatura JODAI 
En sus orígenes la lengua japonesa no tenía un sistema de escritura establecido, por lo que la tradición literaria se transmitía de forma oral de generación en generación en forma de rimas, canciones, leyendas y obras de teatro.
Con el desarrollo del Hiragana, silabario de formas curvilíneas inventado por las mujeres de la corte en el siglo VIII y reconocido oficialmente como modo de escritura en el siglo X, la tradición oral pudo empezar a transcribirse en los primeros relatos que se conservan y que nos cuentan cómo vivían las gentes de ese período.
Una obra destacable es el MAN´YO SHU, el compendio más antiguo de poesía japonesa que recoge 4.516 composiciones poéticas.

Período Heian (794-1192) Literatura CHUCO 
Se desarrolla un tipo de poesía llamada Waka, la mayoría escrita por mujeres y que narraban las vicisitudes de su vida en la corte.

Período Kamura, Murochami, Momoyama (1192-1600) Literatura CHUSEI 
Este período se caracteriza por la influencia y supremacía de la clase militar por ello la producción literaria habla de batallas y conquistas.

Período Edo (1600-1868) Literatura KINSEI 
Este período se denomina así porque se trasladó la capital de Kioto a Edo, la actual Tokyo. Se caracteriza por una popularización de la cultura; es en los siglo XVII y XVIII cuando la clase guerrera (los samurai) y la gente de a pie empiezan a cultivarse y se suman a la creación literaria. Los grandes nombres de estos años que coinciden con el aislamiento internacional de Japón de toda influencia extranjera son los últimos exponentes de la literatura japonesa previa a la occidentalización.
Destacan los autores: Saikaku Ihara en la narrativa y Basho Matsuo en poesía. Este último es considerado el mejor poeta de la historia de la literatura japonesa por la sensibilidad y la profundidad de sus composiciones poéticas. A él se debe especialmente el perfeccionamiento de
 Haiku, un tipo de verso de 17 sílabas en apariencia simple, directo, breve y conmovedor
Posguerra 

Inmediatamente después de la
 Segunda Guerra Mundial, Japón renació llegando a ser una de las potencias del mundo en la actualidad. 
Los cambios sociales, políticos e ideológicos, dieron pie al surgimiento de una nueva generación de escritores.
 

Masuji Ibuse publicó Lluvia negra de la cual hay una versión cinematográfica. Shintaro Ishihara escribió La tribu del sol y Seicho Matsumoto creó Niebla negra.
Aunque de todos ellos hay dos que destacan más aún, se trata de Dazai Osamu y Yukio Mishima. 

Entre las obras de Dazai Osamu, podemos mencionar El sol que declina y Ya no humano, las dos en parte autobiográficas, donde crítica ásperamente la hipocresía del mundo moderno.

Yukio Mishima, gran figura de este período, escribió Confesiones de una máscara, El pabellón de oro, El mar de la fertilidad, entre otras. 
 
Vanguardias

Se considera este período a partir de los Juegos Olímpicos de Tokio en 1964, fecha que marca la apertura de Japón al mundo, logrando poseer una mentalidad cosmopolita y moderna.

Entre los escritores de estos tiempos podemos mencionar a Kenzaburo Oe, segundo autor japonés en obtener el premio Nobel de Literatura en 1994, obras como Nuestro Tiempo y Una experiencia personal, muestran gran evolución en su estilo, debido mayormente a sus vivencias.

Otro escritor destacado es Shusaku Endo, cuyo prestigio está basado en dos de sus obras, Silencio y El Samurai, que han causado gran polémica en su país.

Para finalizar, encontramos a Kobo Abe, autor de La pared, catalogada como la obra más vanguardista de la literatura del Japón.

Cabe también destacar a Haruki Murakami autor de
 Tokio blues, Crónica del pájaro que da cuerda al mundo y Kafka en la orilla.


Me ha parecido oportuno añadir algo más: unas propuestas de literatura tradicional japonesa (imágenes de los libros, editorial y su precio) así como una conversación mantenida con Donald Keene: “De cómo se abrió el Japón”.

Como último apunte señalar que parece ser que Argentina y México se han ocupado, con mayor profundidad, de la literatura del país del Sol Naciente.

sábado, 29 de septiembre de 2012

NOVELA NEGRA Y BARCELONA


Stefanie Kremser se instaló en el barrio de Gràcia hace diez años.

Barcelona, explica, “era para mi un territorio de libertad, a medio camino entre Europa e Hispanoamérica”.
Observó la evolución de la urbe postolímpica hacia la industria del turismo masivo: “Empezó a inquietarme el mobbing inmobiliario y ver cómo las tiendas de toda la vida iban cerrando, o pasaban a manos de chinos al jubilarse sus propietarios”. En esa batalla perdida de antemano los más indefensos son los ancianos, asediados por la revalorización del metro cuadrado y los apartamentos turísticos. “Su ciudad los expulsa: parece estar hecha sólo para los jóvenes”, apunta Kremser.
Esa otra Barcelona, relegada al patio más oscuro mientras se promocionaba “la millor botiga del món”, habita en Calle de los olvidados” (Edhasa), una trama en la tradición de la novela negra con vocación de denuncia social. Barcelona, concluye Kremser, “ha vendido su alma al turismo”.

Fuente: Sergi Doria. Barcelona
(Transcripción parcial de la reseña)


martes, 25 de septiembre de 2012

RETALES DE TEXTO


“¿Os dais cuenta, amigo mío —prosiguió Derville después de una pausa—, que hay en nuestra sociedad tres hombres, el clérigo, el médico y el magistrado, que no pueden amar al mundo? Visten de negro quizá porque llevan luto de todas las virtudes, de todas las ilusiones. El más desgraciado de los tres es el abogado. Cuando el hombre va a visitar al clérigo, va impulsado por el arrepentimiento, por los remordimientos, por unas creencias que le hacen interesante, que lo engrandecen y que consuelan el espíritu del mediador, cuya labor no deja de estar acompañada de una especie de gozo. Pero nosotros, los abogados, vemos repetirse los mismos sentimientos perversos; nada los corrige. Nuestros despachos son cloacas que nosotros no podemos limpiar. ¡Cuántas cosas no habré aprendido en el ejercicio de mi profesión! ¡He visto morir a un padre en una buhardilla, sin un sueldo ni una malla, abandonado por sus dos hijas a quienes les había traspasado cuarenta mil libras de renta! He visto quemar testamentos; he visto madres despojando a sus hijos de todo; maridos robando a sus mujeres; mujeres matando a sus maridos, aprovechándose del amor que les han inspirado para volverlos locos o imbéciles a fin de vivir tranquilamente con un amante. No puedo deciros todo lo que he visto ya que he visto crímenes contra los que la justicia es impotente. En fin, todos los horrores que los novelistas creen inventar están siempre por debajo de la verdad. Ya conoceréis cosas bellas. Yo me voy a vivir al campo con mi mujer. París me produce horror.”

“EL CORONEL CHABERT”
H. de BALZAC

miércoles, 19 de septiembre de 2012

DOSTOYEVSKI visto por ZWEIG

Hablemos de personajes.

Ciertamente el comentario y la reseña de hoy tiene algo de interesado. Es para apuntalar lo que se me habrá oído decir más de una vez: para los novelistas o aspirantes a ello, el gran escritor ruso es un referente ineludible. De las menciones que innumerables escritores de primera fila contemporáneos hacen de mi autor predilecto, he elegido a este prestigioso autor vienés.

Empecemos.

Los personajes de DOSTOYEVSKI se rigen fundamentalmente por las ideas, no tanto por imperativos biológicos o sociales; encarnan valores espirituales que son, por definición, intemporales.

Véase cómo se pronuncia Stefan ZWEIG (1881-1942) al respecto:
"Apartados del mundo por amor al mundo, irreales por pura pasión de realidad, las figuras de Dostoyevski parecen, al principio, un poco simplistas. Su marcha no es rectilínea ni persigue ningún fin visible. Estos hombres, todos adultos, todos hombres hechos, andan por el mundo a tientas como los ciegos y tienen el torpor de los borrachos. Los vemos detenerse, mirar en derredor, hacer todo género de preguntas para aventurarse de nuevo, sin esperar respuesta, hacia lo desconocido" 
(Fragmento de "Tres maestros" (Balzac, Dickens, Dostoyevski), por Stefan Zweig)

Sugestivo ¿no?

El propio escritor austriaco prologa (1920) la obra mencionada como sigue:
"No es por casualidad que reúno en un solo libro estos tres ensayos sobre Balzac, Dickens y Dostoyevski. Con un propósito común trato de mostrar a los tres grandes novelistas -y en mi opinión los únicos- del siglo XIX como prototipos que precisamente por el contraste de sus personalidades se complementan y quizás elevan a forma clara y distinta el concepto de novelista, es decir, de forjador de mundos épicos... Cada uno de estos artistas crea una ley de vida, un concepto de vida, con la plétora de sus figuras, y los destaca con tanta armonía que gracias a él el mundo adopta una nueva forma."

La editorial "El Acantilado" tiene publicada esta obra de Stefan ZWEIG: "Tres maestros: Balzac, Dickens, Dosyoyevski". 232 pags. PVP 16,00 €


miércoles, 22 de agosto de 2012

THRILLER... escribir un


Ni se me pasó por la cabeza que apenas una decena de jornadas de agosto, en teoría vacacionales y carentes de programa específico, dieran tanto de sí. 
Sorpresas variadas: unas desagradables, otras tristes y las demás gratificantes. Así pues ha habido desde un derrame articular de rodilla que me tuvo unos días clavada hasta un fallecimiento súbito en Barcelona que me catapultó a Sancho de Ávila y, en el reverso de la medalla: la confirmación de que la aseguradora me resarcirá por el siniestro doméstico y el descubrimiento de André Jute este mismo lunes. De lo bueno, ésto es lo interesante.

El asunto fue de la manera más tonta, como casi siempre. Para hacer tiempo porque mi tren iba a tardar aún hora larga en salir, me metí en la Casa del Libro y empecé a merodear por los pasillos, gozosa de hallarlos prácticamente desiertos. Removiendo el contenido de unos estantes, me tropecé con un manual: “Escribir un thriller”. Autor: André Jute. Eché un vistazo al índice y lo compré. Ando casi por la mitad y ¡encantada de la vida! Y me pregunto: ¿cómo es posible que no hubieras dado con este hombre hasta hoy? ¿Cómo te explicas que nadie te haya hablado de él?

Escribidor de thrillers, este autor anda lejos de lo pomposo, se abstiene de pontificar y va a lo claro, concreto y conciso. “Si puedes decirlo en una frase, no emplees dos”, dice la máxima, y a fe que el hombre —muy al contrario de lo que constituye mi peor vicio— la observa al pie de la letra.

Acabo de fisgonear en la red y he hallado lo siguiente:

André Jute (1945 Oudtshoorn, South Africa) fue educado en Australia, Sudáfrica y los Estados Unidos. Ha sido un oficial de inteligencia, piloto de carreras, ejecutivo de publicidad, consultores de gestión, la realización de crítico de arte y jugador profesional. Sus pasatiempos incluyen Bentleys de edad, la música clásica (en la que escribe una columna semanal sindicada), el ciclismo, el senderismo, la cocina y el vino. Diseña y construye su propio tubo (válvula) amplificadores de audio.Jute está casado con Rosalind Dolor Hayman y tienen un hijo. Ellos viven en una colina sobre un río de salmones en el condado de Cork, Irlanda. Hay alrededor de 300 ediciones de sus libros en Inglés y una docena de otros idiomas.
Libros
Iditarod
Stieg Larsson Man, Myth & Mistress

Novelas como Andrew McCoy
Atrocity Week
The Insurrectionist
African Revenge
Blood Ivory
Lance of God
The Meyersco Helix
Cain’s Courage
Ver Biografias10.com
Un hombre que ha desempeñado oficios tan dispares, que ha vivido en países diversos, amante de la cocina y el vino, que hace senderismo, que escribe y que tiene la casa en una colina sobre un río salmonero... oigan ¡¡me tenía que gustar por fuerza!! No podía ser de otra manera.

A todos los que como a mí les atrae dedicar un tiempo a urdir historias, les recomiendo el manual publicado en nuestro idioma en 2003. Editorial: Paidos. A los que, además, tienen gusto por el thriller, con mayor razón.

sábado, 11 de agosto de 2012

PEDAZOS DE TEXTO


“Dos pueblos, el nuevo y el viejo y patricio de casas bajas, de viviendas nobles levantadas sobre piedras sillares como un ara solis fundacional y primigenio, convivían en la ciudad encajada entre callejones y travesías marinas, malecones señoriales y viejas calles trazadas a cordel. De cuando en cuando aparecía una plaza, o una recoleta plazoleta donde un grupo de niños jugaban a la rayuela. Los nuevos edificios tenían esa palidez mortecina de la piedra picada, la plácida suavidad del cemento enfoscado de blancos impolutos, la brevedad de maderas barnizadas o el desafío de las ventanas abiertas a la hora del oreo.

Por todas partes crecían los limoneros con sus frutos permanentes. Centenares de árboles en jardines y patios, festoneando los paseos, creciendo por la ladera de la montaña. Limonero, limones perpetuos que se fundían en los árboles. A veces venían barcos que llenaban sus panzas con miles de esos frutos amarillos como las flores de los tojos, que anunciaban la primavera, o como las diminutas flores de las mimosas que levantaban tempestades doradas los días de viento que siempre traía marzo.

Un centenar de naranjos plantó mi padre en los escasos huecos que dejaban libres los limoneros. Llegaron en un barco que viajó desde Valencia y fueron creciendo con los soles de las naranjas redondos y rotundos colgando de las ramas.

El pueblo entero era de azahar. El perfume de la brisa embriagaba los sentidos todos, y fue entonces cuando mi padre tuvo la ocurrencia de rentabilizar frutos y olores, y montó para el pueblo mancomunado la primera fábrica de agua de azahar de que se tiene noticia y que supuso el principio de una prosperidad colectiva.”

Obra: "Brumario" (novela)
Autor: Ramón Pernas

VISIBILIDAD


Palabras e imágenes están indisolublemente unidas, hasta tal punto que nadie podría poner la mano en el fuego a la hora de afirmar si su pensamiento discurre en palabras o en imágenes. No en balde la figura retórica más usada en literatura es la metáfora, que no consiste sino en la transformación de un concepto (que, por su abstracción o su importancia necesitamos evidenciar) en una imagen que lo representa y al mismo tiempo lo renueva y fortalece. "La metáfora viene a ser la bomba atómica mental", dice Ortega y Gasset, y con ello hace uso a su vez de una metáfora para crear en la mente del lector una imagen que cristalice el término
Si nuestro amigo del alma nos dice "Estoy fatal", no descansaremos hasta que nos explique con más detalles a qué se refiere. Y hasta que no logremos sacarle algo similar a "Es como si me estuvieran perforando el estómago con un taladro" no estaremos en disposición de consolarle.De forma que nos movemos constantemente de la palabra a la imagen, de la imagen a la palabra, con una soltura tal que nos resulta difícil tratar a este matrimonio como entes separados. Ni falta que hace, pues si llamas a una se trae a la otra de la mano, y viceversa.

Fuente: Escuela de Escritores