sábado, 28 de noviembre de 2015

PALABRA DE ESCRITOR


"Las palabras son sólo piedras puestas atravesando la corriente de un río. Si están allí es para que podamos llegar al otro margen, el otro margen es lo que importa."


José SARAMAGO


viernes, 20 de noviembre de 2015

RETALES DE TEXTO


Estoy pasándolo muy bien con la lectura de "LA CINTA ROJA", de Carmen POSADAS.
No, no es una novedad editorial. Carmen POSADAS la alumbró en 2008. Recientemente adquirí un ejemplar de la obra editado por Espada Narrativa el 2010.



Para quienes no lo sepan, "LA CINTA ROJA" es la biografía novelada de Teresa Cabarrús, una dama española residente en París cuando tuvo lugar la Revolución Francesa.
Carmen POSADAS recrea, en primera persona, la vida apasionada y llena de claroscuros de Teresa Cabarrús -dice el editor-. Y así es.


Paralelo a la fascinación que en el lector produce la vida tan intensa como aventurera de la protagonista, la extraordinaria labor de la autora en cuanto a documentación y que subyace en cada página nos permite ir transitando por todo el período histórico, convulso e intenso también, y nos aporta información y datos quizá a veces ignorados u olvidados.

El pasaje que transcribo me arrancó una sonrisa. Añado que estamos ante una jovencísima Teresa Cabarrús.



"Como ya había empezado a apuntar más arriba, el año 1787 trajo dos visitas, o, mejor dicho, tres. La de mi padre y el señor Moratín por un lado, y la de un muy sensato Cupido, por otro. Este último no vino acompañado ni de música de violines ni de coros celestiales ni de dolorosas flechas. Al contrario, apareció en mi vida una tarde de otoño sin ninguno de sus proverbiales atributos y armas. Se trataba en esta ocasión de un joven de aspecto agradable y modales correctos. Tenía el pelo rojizo y la mirada entre desafiante y desconfiada de quienes saben que su posición en la sociedad, sin ser de primer rango, es confortable y goza de un cierto prestigio. No era ni demasiado inteligente ni demasiado torpe, ni guapo ni feo, ni alto ni bajo, una perfecta medianía, pero una medianía cómoda. Eso me dijo un día madame Boisgeloup a propósito de él: Y la comodidad, niña, es algo muy agradable con lo que convivir transcurrido algún tiempo. Porque los maridos, por si no lo sabes, ma belle, son como el calzado. Entre un bello zapato de fiesta de puntera y tacón fino y una pantufla, todo el mundo prefiere en principio lo primero ¿verdad? Sin embargo, a la larga, te aseguro, son más felices los que eligen pantuflas. De hecho, esto es algo que las mujeres deberíamos aprender de los hombres. Mira a tu alrededor y lo comprobarás. Si funcionan tan bien los matrimonios de conveniencia es precisamente por eso. Ellos procuran elegir entre las candidatas 'convenientes' a las más confortables, las más cómodas, las más 'pantuflas'. Y es que la belleza, el desasosiego, en otras palabras: la dulce tortura de una horma difícil, ya la buscan ellos fuera del matrimonio. Nosotras, por nuestra parte y si somos inteligentes, niña mía, deberíamos, dentro de nuestras más limitadas posibilidades, hacer otro tanto."

LA CINTA ROJA
Carmen POSADAS
Fragmento



  

domingo, 8 de noviembre de 2015

DOCE HOMBRES SIN PIEDAD


Hace días quería hablar aquí de ello, pero no he tenido oportunidad hasta hoy.




La temática judicial me atrae y aunque a lo largo del tiempo la haya visto varias veces, me dejé caer en la tentación de visionar de nuevo “Doce hombres sin piedad” en la primera versión cinematográfica (1957), la de Sidney LUMET, con Henry Fonda como protagonista secundado por actores de talla; uno de ellos el siempre eficaz Lee J. Cobb, por citar uno.

Creo que la mayoría conoce el argumento. La historia trata de las deliberaciones de un jurado que tiene que llegar a un veredicto en un caso de homicidio. Al margen de las reflexiones que uno pueda hacer acerca de los pros y contras de la institución del jurado —tema no pacífico— resulta interesante también contemplar, encerradas en una sala, doce personalidades distintas enfrentándose.

Eso de “sin piedad” a mí eso me ha impresionado siempre. Doce hombres sin piedad. Sin piedad. Da un poco de miedo ¿verdad? A mí esos cambios en los títulos de las obras me espantan un poco también. En México dieron a este drama el título de “Doce hombres en pugna”. Bien, pues el título original de la obra es “12 Angry Men”; eso es otra cosa y ahí nos tenemos que centrar porque se ajusta a la realidad, como es natural. Felicidades a los mexicanos por estar más certeros y respetar mejor al autor: Reginald ROSE.

Reginald ROSE (1920 – 2002) fue un escritor norteamericano que trabajó fundamentalmente creando dramas para la televisión; dramas cuyas temáticas giraban alrededor de asuntos sociales o políticos controvertidos. Cuando escribió “12 Angry Men” —para la televisión bajo la rúbrica de la CBS—en 1954, ROSE tenía 34 años. Cuando recuerden o vuelvan a ver la cinta, sitúense: 1957 y 34 años. Notable, Reginald ROSE, en el diseño del perfil de los doce jurados.

Sigo. Escrita pues inicialmente para la televisión (1954), un año más tarde ROSE adaptó la obra para el teatro y dos años después la METRO rodó la película en la que él mismo, Reginald ROSE, se responsabilizó del guión. En su versión teatral, la obra se ha representado en Reino Unido, en los Estados Unidos por supuesto, en Francia, en México y en España.

En España, Televisión Española hizo dos versiones, una en 1961 y otra en 1973. Somos bastantes quienes echamos de menos el espacio “Estudio 1”, que enseñó a toda una generación a amar el teatro.

Versiones cinematográficas hay dos más: un remake de la METRO para la televisión (1997) y una versión “libre”, de 2007, urdida por Nikita MIJALKOV, actor y realizador ruso. Si alguien ha visto esta última, le invito a que nos obsequie con sus impresiones al respecto.

Regresemos al argumento. Mejor dicho, a los argumentos que, frente a cada uno de los demás jurados, esgrime el jurado número 8 (Henry FONDA) para sustentar su opción: “no culpable”.
Se da la circunstancia de que frente a dos planteamientos distintos parte de idéntico argumento y desgrana razonamientos que llevan a conclusiones iguales cuando deberían ser opuestas. Ignoro si esto, que parece incurrir en contradicción, lo escribió así el autor a propósito ¿Alguien para poner un poco de luz aquí?




Buceando en la red, me encontré con una página interesante a la que les propongo una visita a poco que gusten del cine: http://tomaprimera.es

Me ha gustado mucho la reseña que en ella se hace de “Doce hombres sin piedad”. Pinchen en este título para acceder directamente. Se lo recomiendo.