Hace días quería hablar aquí de ello, pero no he tenido oportunidad
hasta hoy.
La temática judicial me atrae y aunque a lo largo del tiempo la haya
visto varias veces, me dejé caer en la tentación de visionar de nuevo “Doce hombres sin piedad” en la primera
versión cinematográfica (1957), la de Sidney
LUMET, con Henry Fonda como protagonista secundado por actores de talla;
uno de ellos el siempre eficaz Lee J. Cobb, por citar uno.
Creo que la mayoría conoce el argumento. La historia trata de las
deliberaciones de un jurado que tiene que llegar a un veredicto en un caso de
homicidio. Al margen de las reflexiones que uno pueda hacer acerca de los pros
y contras de la institución del jurado —tema no pacífico— resulta interesante
también contemplar, encerradas en una sala, doce personalidades distintas enfrentándose.
Eso de “sin piedad” a mí eso me ha impresionado siempre. Doce hombres
sin piedad. Sin piedad. Da un poco de miedo ¿verdad? A mí esos cambios en los
títulos de las obras me espantan un poco también. En México dieron a este drama
el título de “Doce hombres en pugna”.
Bien, pues el título original de la obra es “12 Angry Men”; eso es otra cosa y ahí nos tenemos que centrar
porque se ajusta a la realidad, como es natural. Felicidades a los mexicanos
por estar más certeros y respetar mejor al autor: Reginald ROSE.

Sigo. Escrita pues inicialmente para la televisión (1954), un año más
tarde ROSE adaptó la obra para el
teatro y dos años después la METRO
rodó la película en la que él mismo, Reginald
ROSE, se responsabilizó del guión. En su versión teatral, la obra se ha
representado en Reino Unido, en los Estados Unidos por supuesto, en Francia, en
México y en España.
En España, Televisión Española hizo dos versiones, una en 1961 y otra
en 1973. Somos bastantes quienes echamos de menos el espacio “Estudio 1”, que
enseñó a toda una generación a amar el teatro.
Versiones cinematográficas hay dos más: un remake de la METRO para la
televisión (1997) y una versión “libre”, de 2007, urdida por Nikita MIJALKOV,
actor y realizador ruso. Si alguien ha visto esta última, le invito a que nos obsequie con sus
impresiones al respecto.
Regresemos al argumento. Mejor dicho, a los argumentos que, frente a
cada uno de los demás jurados, esgrime el jurado número 8 (Henry FONDA) para
sustentar su opción: “no culpable”.
Se da la circunstancia de que frente a dos planteamientos distintos
parte de idéntico argumento y desgrana razonamientos que llevan a conclusiones
iguales cuando deberían ser opuestas. Ignoro si esto, que parece incurrir en contradicción, lo escribió así el
autor a propósito ¿Alguien para poner un poco de luz aquí?
Buceando en la red, me encontré con una página interesante a la que les
propongo una visita a poco que gusten del cine: http://tomaprimera.es
Me ha gustado mucho la reseña que en ella se hace de “Doce hombres sin piedad”. Pinchen en este
título para acceder directamente. Se lo recomiendo.
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