John Kennedy Toole presentando a Ignatius J. Reilly:
“Una gorra de
cazador verde apretaba la cima de una cabeza que era como un globo carnoso. Las
orejeras verdes, llenas de unas grandes orejas y pelo sin cortar y de las finas
cerdas que brotaban de las mismas orejas, sobresalían a ambos lados como
señales de giro que indicasen dos direcciones a la vez. Los labios, gordos y
bembones, brotaban protuberantes bajo el tupido bigote negro y se hundían en
sus comisuras, en plieguecitos llenos de reproche y de restos de patatas
fritas. En la sombra, bajo la visera verde de la gorra, los altaneros ojos
azules y amarillos de Ignatius J. Reilly miraban a las demás personas que
esperaban bajo el reloj junto a los grandes almacenes D.H. Holmes, estudiando a
la multitud en busca de signos de mal gusto en el vestir. Ignatius percibió que
algunos atuendos eran lo bastante nuevos y lo bastante caros como para ser
considerados sin duda ofensas al buen gusto y la decencia. La posesión de algo
nuevo o caro sólo reflejaba la falta de teología y de geometría de una persona.
Podía proyectar incluso dudas sobre el alma misma del sujeto.
Ignatius vestía,
por su parte, de un modo cómodo y razonable. La gorra de cazador le protegía
contra los enfriamientos de cabeza. Los voluminosos pantalones de tweed eran
muy duraderos y permitían una locomoción inusitadamente libre. Sus pliegues y
rincones contenían pequeñas bolsas de aire rancio y cálido que a él le
complacían muchísimo. La sencilla camisa de franela hacía innecesaria la
chaqueta, mientras que la bufanda protegía la piel que quedaba expuesta al aire
entre las orejeras y el cuello. Era un atuendo aceptable, según todas las
normas teológicas y geométricas, aunque resultase algo abstruso, y sugería una
rica vida interior.
Cambiando el peso
del cuerpo de una cadera a otra a su modo pesado y elefantíaco, Ignatius
desplazó oleadas de carne que se ondularon bajo el tweed y la franela, olas que
rompieron contra botones y costuras. Una vez redistribuido el peso de este
modo, consideró el gran rato que llevaba esperando a su madre.”
“La conjura de los
necios”
John KENNEDY TOOLE
Título original: “A Confederacy of Dunces”
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