domingo, 29 de enero de 2012

RETALES DE TEXTOS



—Oiga, que me dicen que una relación es como una calle de dos direcciones… pero no acabo de comprender porqué, en ausencia de señal reglamentaria que lo advierta, hay quien circula atribuyéndose siempre la prioridad. Un toque prolongado de claxon o directamente un volantazo.


—¡Cuidado! Piénselo dos veces antes de decir tal cosa. Esta es una idea negativa. Nadie quiere nada con las personas que verbalizan sus pensamientos negativos. Su futuro es la exclusión social.


—Eso tampoco me gusta ¿Qué puedo hacer?


—¿Quiere que le califiquen de positivo? ¿Quiere que le acojan en círculos de gente interesante o con futuro, aunque casi nunca coincide? ¿Desea aprobación social? Pues déjese atropellar, sonría aunque le hayan machacado hasta el tuétano, dé las gracias y, a poco que pueda, aplauda -cada vez que se tropiece con él- a quien aún le dejó un poco de vida para contarlo. Y si es usted tan débil como para necesitar la comprensión o el apoyo de algún prójimo y no puede resistir la tentación de relatar la anécdota a alguno de sus amigos o conocidos, no se olvide concluir diciendo cuán útil le ha resultado la experiencia para aprender, lo mucho que ha contribuido a su crecimiento personal y lo satisfecho y agradecido que está por ello.


—No se ajusta a la realidad.


—¿A quién le importa la realidad? La de usted, aún menos. Lo que le he dicho: adáptese. Es una política sensata para aquel que no es un depredador nato y que tampoco tiene la capacidad de mutar.


—O no le da la gana de hacerlo…


—En tal caso, ahorre para el ataúd. El sarcófago social ya se lo tienen preparado.

1 comentario:

  1. (...) adáptese. Es una política sensata para aquel que no es un depredador nato y que tampoco tiene la capacidad de mutar(...)

    Un frase acertada dentro de un dialogo inteligente, al menos por uno de los personajes.

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