Texto de la presentación:
Agradezco a Carme Lafay su deferencia al invitarme a
participar hoy, aquí, en la presentación de su última obra: “El caso de la
perla”.
Carme Lafay sabe de sobras cuánto me gusta leer: me
ofreció el texto. Además de mi adicción a la lectura, yo sospecho que mi doble
condición de abogada y novelista tuvo que ver en el ofrecimiento porque nuestra
autora me dijo, con una pícara sonrisa: “Es una novela de intriga”. El cebo me
resultó apetecible, efectivamente. Y hoy, lo primero que quiero decir es: “gracias,
Carme, por concederme la primicia en la degustación de un sabroso bocado”.
“El caso de la perla” gira en torno a una famosa joya,
una joya histórica, una perla tan antigua como espectacular que ha pasado a lo largo
del tiempo por manos diversas, a veces variopintas, y que viene a recalar en
Barcelona por un breve tiempo.
La codicia nunca pierde de vista cuánto objeto tenga
sumo valor y son varios y variados los personajes que siguen la pista a piezas
singulares como la que es objeto de esta historia así como son varios y
variados los motivos de la codicia. No siempre es una cuestión de dinero, o no
solamente de dinero.
Al empuje irresistible de la codicia cualquiera que
sea su tipo, y a la imperiosa necesidad de darle satisfacción, los servicios
del hampa son contratados por personajes dispares. A menudo, las organizaciones
criminales hacen negocios con gente “respetable”, con personas que gozan de
reconocimiento social en no importa qué ámbito; sea incluso por pertenecer al
mundo de las artes o, también al de la aristocracia. Y como se dice
popularmente: “hasta aquí puedo leer”.
En un mundo globalizado como el nuestro, todo tipo de
redes ejercen su influencia sin limitación territorial. “El caso de la perla” exhibe
esta realidad y lo hace tomando como botón de muestra la ciudad de Barcelona.
Una ciudad donde la delincuencia, sea de medio pelo o de alto nivel, constituye
actualmente un tupido microcosmos en donde se desarrollan todo tipo de actividades
delictivas de alcance internacional, naturalmente.
“El caso de la perla” nos muestra el tráfico ilegal de
seres humanos, el funcionamiento de las redes de prostitución. La novela nos
habla también de la lacra de las drogas, de los estragos que la imperiosidad de
su consumo ocasiona a quien cae en tales trampas en busca de atajos para un
bienestar tan falso como fugaz. En “El caso de la perla” vemos profesionales
brillantes convertidos en míseros rateros o en peligrosos agresores. Y como actividad
base, como denominador común, el robo y la violencia en tanto son herramientas.
Dentro de tal conglomerado se mueve la protagonista:
una joven restauradora de cuadros ansiosa por abrirse camino en su profesión;
una mujer de nuestro tiempo que lucha por conseguir encargos y que día a día
sueña con alcanzar reconocimiento profesional mientras pedalea desde su
minúsculo piso hasta el taller que comparte con otros compañeros de oficio.
La fachada litoral de Barcelona, desde el Maremagnum
hasta el Port Olímpic, es el espacio en el que transcurre, no del todo exitosa
pero sin sobresaltos, la vida de la protagonista. Y es en este mismo espacio
donde la perla llega para hallar acomodo temporal. Joven y joya ignoran que sobre
ambas se ciernen miradas codiciosas y en consecuencia, el peligro.
Ilusiones frustradas, desencuentros, problemas
familiares, errores o la falta de comunicación entre padres e hijos están
presentes también en esta novela con lo que, la acción trepidante y la intriga
que mantiene en vilo al lector hasta la última página así como el relato del
drama que subyace en los bajos fondos viene acompañado del conocimiento de las
circunstancias personales que concurren en los personajes, lo que potencia aún
más la dimensión humana de esta novela que calificamos de intriga. Una novela
que por tanto resulta muy completa, lo que la convierte en particularmente
atractiva.
Les voy a evitar comentarios técnicos adicionales por
innecesarios. Sólo les diré que la trama está muy bien urdida pero lo principal
es que sepan que yo he disfrutado con la lectura de “El caso de la perla”. Creo
sinceramente que ésta novela es uno de los muy buenos trabajos de Carme Lafay.
Me atrevo pues a augurar que ustedes, cuando la hayan leído, coincidirán
conmigo.
Rosa María TORRENT
25 de noviembre de 2013
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