“Ni este volumen ni yo
somos políticos. El asunto de que aquí se habla es previo a la política y
pertenece a su subsuelo. Mi trabajo es oscura labor subterránea de minero. La
misión del llamado ‘intelectual’ es, en cierto modo, opuesta a la del político.
La obra intelectual aspira, con frecuencia en vano, a aclarar un poco las
cosas, mientras que la del político suele, por el contrario, consistir en
confundirlas más de lo que estaban. Ser de la izquierda es, como ser de la
derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un
imbécil; ambas, en efecto, son formas de la hemiplejía moral. Además, la
persistencia de estos calificativos contribuye no poco a falsificar más aún la ‘realidad’
del presente ya falsa de por sí, porque se ha rizado el rizo de las
experiencias políticas a que responden, como lo demuestra el hecho de que hoy
las derechas prometen revoluciones y las izquierdas proponen tiranías.
Hay obligación de
trabajar sobre las cuestiones del tiempo. Esto, sin duda. Y yo lo he hecho toda
mi vida. He estado siempre en la brecha. Pero una de las cosas que ahora se dicen —una ‘corriente’— es que,
incluso a costa de la claridad mental, todo el mundo tiene que hacer política sensu stricto. Lo dicen, claro está, los
que no tienen otra cosa que hacer. Y hasta lo corroboran citando de Pascal el
imperativo d’abêtissement. Pero hace
mucho tiempo que he aprendido a ponerme en guardia cuando alguien cita a
Pascal. Es una cautela de higiene mental. El politicismo integral, la absorción
de todas las cosas y de todo el hombre por la política, es una y misma cosa con
el fenómeno de rebelión de las masas que aquí se describe. La masa en rebeldía
ha perdido toda capacidad de religión y de conocimiento. No puede tener dentro
más que política, una política exorbitada, frenética, fuera de sí, puesto que
pretende suplantar al conocimiento, a la religión, a la sagesse —en fin, a las únicas cosas que por su sustancia son aptas
para ocupar el centro de la mente humana—. La política vacía al hombre de
soledad e intimidad, y por eso es la predicación del politicismo integral una
de las técnicas que se usan para socializarlo.
Cuando alguien nos
pregunta qué somos en política o, anticipándose con la insolencia que pertenece
al estilo de nuestro tiempo, nos adscribe a una, en vez de responder, debemos
preguntar al impertinente qué piensa él que es el hombre y la naturaleza y la
historia, qué es la sociedad y el individuo, la colectividad, el Estado, el
uso, el derecho. La política se apresura a apagar las luces para que todos
estos gatos resulten pardos.
Es preciso que el
pensamiento europeo proporcione sobre todos estos temas nueva claridad. Para
eso está ahí, no para hacer la rueda del pavo real en las reuniones académicas.
Y es preciso que lo haga pronto o, como Dante decía, que encuentre la salida:
… studiate il passo
Mentre che l’Occidente non s’annera
(Purg., XXVII, 62-63)
Eso sería lo único de que
podría esperarse con alguna vaga probabilidad la solución del tremendo problema
que las masas actuales plantean.”
José ORTEGA Y GASSET (1883-1955)
“La rebelión de las masas” (1929)
Prólogo para franceses
(fragmento)
Pues se me ocurren pocos textos mejores para describir la situación actual. Sublime.
ResponderEliminarGracias amigo, sabes que te atesoro por tu cualidad de intelectual y amante del mundo antiguo. El texto, mucho más cercano en el tiempo resulta muy actual, efectivamente. Un abrazo.
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