lunes, 21 de diciembre de 2015

FIGURAS RETORICAS

En el pueblo, las figuras retóricas tienen peligro.

En una vida anterior debí nacer leona ya que soy marcadamente carnívora por lo cual, con la acumulación de años y de sentido común, he restringido con mano férrea el consumo de carnes rojas en favor del pescado.

Saturada de tan delicado manjar oceánico y con motivo de las próximas fiestas me dije “Al menos una vez al año, disfruta, criatura” y decidí hacerme con mi pieza predilecta y obsequiar con otra igual a mi madre nonagenaria en tanto que la pobre está sujeta, con mayor razón, a la dieta ligera.



Fui a la carnicería de un pueblo que dista “equis” del mío y me pedí un par de chuletones de ternera. Seiscientos gramos cada unidad.

La dependienta de la carnicería, una joven rebosante de amabilidad, quiso animar la venta. “¿Le pongo un par más? Es que están en su punto”.
Yo le respondí: “Para dos gatas, es suficiente”.

Entonces la muchacha, cuchillo todavía en mano, abrió los ojos como platos al tiempo que dejaba caer su mandíbula quedando boquiabierta. 

Transcurridos unos instantes, el rostro estupefacto atinó a construir, de forma asombrada, una frase: “¿¿¿¿Para dos gatas????" 


3 comentarios:

  1. Lo de las "gatas" suena muy felino. A ver si os da un pasmo, sobre todo a tu madre. Aunque una vez al año...

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    1. Sé lo que hará mi madre: tres tomas. Comer una parte y guardarse el resto para el día siguiente y el otro. El resto de menú ese día será unos espárragos y de guarnición, alcachofas. Espero sobrevivir, jajaja

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  2. Lo de las "gatas" suena muy felino. A ver si os da un pasmo, sobre todo a tu madre. Aunque una vez al año...

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