
Roark explicó su
proyecto. Si lo que ellos querían construir era un lugar de veraneo poco común,
para la gente de ingresos modestos —conforme lo habían anunciado—, entonces
debían darse cuenta de que la peor maldición de la pobreza era la falta de
intimidad; sólo los muy ricos o los muy pobres de la ciudad podían gozar de sus
vacaciones de verano. Los muy ricos, porque tenían fincas propias; los muy
pobres, porque no les importaba el contacto y el olor de la carne de los otros
en las playas y en las salas de bailes populares. La gente de buen gusto y
pocos ingresos no tenían a donde ir si no encontraba placer o descanso en las
manadas.
¿Por qué había que
asumir que la pobreza le da a uno los instintos del ganado? ¿Por qué no ofrecer
a esa gente un lugar donde, por una semana o un mes, con bajo costo, pudiesen
tener lo que querían o necesitaban? Él había visto Monadnock Valley. Se podía
hacer. No toquen esas colinas, no las vuelen ni las nivelen. No hagan un hotel
como un inmenso hormiguero sino casas pequeñas, ocultas unas de otras, que cada
una sea una residencia privada donde la gente pueda encontrarse o no, según lo
desee. No construyan una inmensa piscina similar a un estanque de pesca sino
muchas piscinas privadas, las que la compañía quiera pagar. Él podía mostrarles
cómo hacerlo a bajo costo. No construyan un corral de ganado con canchas de
tenis para los exhibicionistas sino muchas canchas privadas. No un lugar a
donde se vaya a conocer alguna “compañía refinada” y a encontrar un marido en
dos semanas sino un complejo para quien disfruta de su propia presencia y sólo
busca un lugar donde pueda ser libre de disfrutarla.»
“EL MANANTIAL” (1958)
Novela de Ayn RAND (1905-1982)
Título original: “The
fountainhead”
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