Recientemente, en una película
escuché, de uno de los personajes, esta frase: “Un hombre con principios es un hombre sin oportunidades”.
Frase que me llevó a pensar acerca de la
integridad del ser humano y, de ahí, la memoria me dirigió a la novela “El manantial” de Ayn RAND, cuyo tema es justamente éste.
Para quienes no lo sepan, Ayn RAND es el seudónimo que usó Alisa ZINOVIEVNA ROSENBAUM, judía
nacida en San Petersburgo en 1905 y emigrada a Estados Unidos cuando tenía unos
20 años.
Quiero hacer cuestión aparte del
pensamiento filosófico de Ayn RAND (Objetivismo)
—difícil porque la autora lo destila en sus obras—, pero me
circunscribiré al asunto que me ha llevado a “El manantial”: la persona fiel a sus convicciones, íntegra e
independiente, y su relación con el establishment.
Aparte el protagonista, notables
son los otros personajes de esta historia que ofrece arquetipos muy definidos.
Una historia que es de plena actualidad si es que alguna vez dejó de estarlo.
La novela se terminó de escribir
en 1943 y fue rechazada hasta por 12 editores. Publicada al fin, fue poquito a
poco que logró difusión hasta convertirse en un “best seller”.
King VIDOR, en 1949, la llevó a la pantalla. El papel de
protagonista corrió a cargo de un eficaz Gary
COOPER. El guión fue escrito por la propia RAND que, al margen de su producción novelística, hacía años que
confeccionaba guiones para la industria cinematográfica.
Propongo vivamente la lectura, o
re-lectura, de “El manantial” y de
algunas obras adicionales de Ayn RAND.
Sé que algunos pueden sospechar
de esta recomendación... quienes me conocen saben de mi querencia por los
escritores rusos, pero RAND,
nacionalizada estadounidense, combatió con convicción todo cuanto de Rusia emanaba
y había emanado. Confieso sin embargo que, a mi criterio, por los temas
tratados en sus obras y la forma de hacerlo, no pudo desprenderse del todo de
su alma rusa. Yo lo celebro (quizá por aquello que decíamos de mi debilidad, sí).
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