Stefanie
Kremser se instaló en el barrio de Gràcia hace
diez años.
Barcelona, explica, “era para mi un territorio de libertad, a medio camino entre Europa e Hispanoamérica”.
Observó la evolución de la urbe
postolímpica hacia la industria del turismo masivo: “Empezó a inquietarme el mobbing inmobiliario y ver cómo las tiendas de toda la vida iban
cerrando, o pasaban a manos de chinos al jubilarse sus propietarios”. En esa
batalla perdida de antemano los más indefensos son los ancianos, asediados por
la revalorización del metro cuadrado y los apartamentos turísticos. “Su ciudad los expulsa: parece
estar hecha sólo para los jóvenes”, apunta
Kremser.
Esa otra Barcelona, relegada al patio
más oscuro mientras se promocionaba “la millor botiga del món”, habita en “Calle de los olvidados” (Edhasa), una trama en la tradición de la novela
negra con vocación de denuncia social. Barcelona, concluye Kremser, “ha vendido su alma al
turismo”.
Fuente: Sergi Doria. Barcelona
(Transcripción parcial de la reseña)