viernes, 1 de marzo de 2013

Decepción en el foro


Pido disculpas por comenzar con la corrosiva frase que escribió un malvado: “Bienaventurados los que nada esperan… porque nunca quedarán decepcionados”.
No pertenezco al grupo de los bienaventurados. Estoy pues, decepcionada.

En principio, una no espera tropezarse con un rocín en un foro de profesionales cuyo colectivo se titula de ilustre. Menos aún con dos. Y así pasa lo que pasa cuando los que se encuentran son tal para cual. Fácil es decirlo ahora pero, se veía venir. Habida cuenta de lo largamente exhibido por ambos personajes, se veía venir.

El paso por la Universidad no es garantía de nada. Una licenciatura y el más selecto de los masters ilustra y da lustre; convierte incluso a alguien con inteligencia natural normal en brillante respecto a la materia de que se trate, pero ¡ay! ¡el pelo de la dehesa!

Personajes deslenguados, de verbo ofensivo y habla afrentosa. Discursos agresivos, mordaces o ambas cosas. Al final, lo incisivo y lo agresivo frente a frente, huérfanos de la pátina que presta una buena crianza que, al menos pule las formas cuando no ha podido atemperar en el carácter los rasgos primarios.

De las descalificaciones, al insulto ¡Qué exhibición de señorío!

Hay que decir en su favor que en el abuso de comentarios molestos no se han andado con indeseables discriminaciones. Se ha repartido leña a quienquiera que opinara diferente, al que disintiera y al que no aplaudiera. Tras recibir yo, como otros foreros, un par de coces, la prudencia me aconsejó poner distancia. Difícil porque la característica añadida, como no puede ser menos, es que justamente se prodigan y se les halla en todas las salsas. O sea, en todos los hilos.

Insultos. Un broche lamentable para cualquier debate.

De una combinación de ego mastodóntico, zafiedad y carencia de límites, multiplicada por dos ¿qué cabía esperar?

4 comentarios:

  1. Siempre se ha dicho que las apariencias engañan y sigue siendo verdad. Aun siendo conscientes de ello, casi siempre nos sigue sorprendiendo redescubrir que “por mucho que la mona se vista de seda, mona se queda”. Nuestras expectativas insatisfechas nos provocan decepción y sentimos pena. De la unión de estas dos emociones primarias, la sorpresa y la pena, se forma la decepción, intrínseca al ser humano, por mucha experiencia que se atesore. ¡Bienvenida al club!

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  2. Balsámico. No lo digo por el ingreso en el club, sino por tus palabras. Es reconfortante hallar la comprensión precedida del análisis sereno de las cosas; eso que tan bien sabes hacer tú, estimado amigo en toda ocasión. Vales tu peso en oro.

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  3. Me patinó la coma detrás de "amigo". Ponla tú mismo ¡Gracias!

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  4. Gracias a ti, por darme la posibilidad de aprender cada día de tu exquisito y perfeccionista saber hacer, y disfrutar de tus perlas literarias. Hasta una simple coma tiene su importancia y leerte, sí que es un bálsamo entre tanto “tttttttttttttttiiiiiiiiiiiiiaaaaaaaaaaa kee vuena kere” que pulula por las redes.
    Siempre he procurado no minusvalorar ni despreciar a nadie, al tiempo que he buscado lo valioso de cada persona. Cada uno tiene sus preferencias y sus anhelos y a mí me encanta aprender de los mejores para poder mejorar cada día.
    Esta mañana, mi vecino en el vestidor del gimnasio, me comentaba que estaba muy deprimido porque encontraba a las personas anodinas y que lo superfluo abundaba en todas partes. Yo le he recomendado que se abriera, porque personas excelentes y con habilidades exquisitas, se pueden encontrar en cualquier lugar,cuando menos te lo esperas. ¡Incluso en Facebook! y lo escogido, cuando se encuentra, hay que cuidarlo y conservarlo con esmero.

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